Diferentes organizaciones humanitarias alertaron ayer de la grave situación que están viviendo poblaciones del estado de Borno, en el noreste de Nigeria, a las que ha sido imposible acceder en los últimos años debido a los ataques del grupo fundamentalista islámico Boko Haram. La Red de Sistemas de Alerta Temprana contra la Hambruna (FEWS, en sus siglas en inglés) indicó ayer que “el conflicto de Boko Haram, sumado a una atípica subida del precio de los alimentos básicos, ha restringido de manera sustancial la comida a la mayoría de familias en amplias áreas de la región del lago Chad”. Todo ello ha llevado a que FEWS advierta que las zonas más afectadas y menos accesibles podrían sufrir una hambruna en las próximas semanas.
FEWS –creada en 1985 por Usaid– elabora periódicamente mapas sobre la Inseguridad Alimentaria en una escala que va de uno a cinco. Se estima que enclaves de Borno estarán hasta septiembre en las fases tres (crisis) y cuatro (emergencia), pero se teme que, si no se puede atender con urgencia a las personas desnutridas, pronto se declare una hambruna, el nivel cinco. El Gobierno de Nigeria ya ha decretado “una emergencia nutricional”.
“Lo que hemos visto es gravísimo, hay niños con desnutrición severa grave que superan cuatro, seis, ocho veces el umbral de la emergencia. Hablamos de lo que pasa ya, ahora mismo, no de lo que puede pasar: ya hay muertos por el hambre, niños y también adultos. Ayer, un equipo visitó zonas de Borno donde la tasa de víctimas mortales era altísima, de 3,6/10.000 niños muertos al día. Todavía no podemos afirmar con precisión el alcance de la situación, pero sí podemos decir que la mortalidad se disparará si no llega ayuda”, explicaba ayer Teresa Sancristóval, jefa de Emergencias de Médicos Sin Fronteras-España.
Unicef cuantifica en 244.000 la cifra de menores que sufren desnutrición severa grave en Borno, “de los cuales, 49.000 podrían morir si no reciben tratamiento”. Las organizaciones constatan la extrema pobreza en la que han vivido las personas atrapadas en zonas donde hasta ahora no se ha podido acceder por el control y el terror ejercido por Boko Haram. Además, subraya Unicef, “hay dos millones de personas a las que seguimos sin poder llegar, lo que quiere decir que el alcance real de esta crisis todavía no se ha revelado al mundo”.
Son los más de 500.000 nigerianos desplazados por Boko Haram que han subsistido en enclaves aislados los que precisan comida, agua potable y atención médica urgente. En el último año, el ejército oficial ha asumido el control de amplios territorios y los combatientes de Boko Haram se concentran ahora en remotas áreas del la región del lago Chad y en el bosque de Sambisa.
A todo ello hay que sumar que la inflación ha aumentado del 13,7% al 15,6% entre abril y mayo y, consiguientemente, los precios del arroz, el mijo, el sorgo o el maíz se han disparado.