El macroproceso de Mongomo quedó ayer visto para sentencia (una sentencia que se anuncia para el próximo lunes). El Ministerio Fiscal retiró los cargos para buena parte de los acusados (todos los procesados de Malabo y de Bata) y los mantuvo (mantuvo el cargo de “sedición” con una pena de “prisión mayor a muerte”) para 34, “los de Aconibe”. Pidió también la ilegalización del partido CI.
Haciendo un balance (un primer balance) de todos estos días, puede decirse que hemos asistido a una operación de “maquillaje jurídico” organizada a dos niveles, el primero de ellos destinado a encubrir los comportamientos delictivos del Ministro de Seguridad del gobierno de Guinea, Nicolás Obama Nchama, del Delegado del Gobierno de Aconibe y del Comisario de policía de esta misma ciudad implicados en numerosos delitos de torturas y detenciones ilegales. El segundo nivel, más general, es una operación política, organizada por el propio régimen destinada a la ilegalización del partido CI a la vista de los buenos resultados electorales conseguidos el 12 de noviembre en una parte de las circunscripciones electorales.
Que el desencadenante de la inmensa operación represiva que ha castigado a este partido opositor no tuvo nada que ver con los incidentes del día 5 se ha demostrado sobradamente en el juicio al comprobarse que las detenciones se produjeron a partir del día 22 de noviembre en Aconibe y a partir del día 28 en Malabo y en Bata y afectaron a militantes de CI que en ningún momento de la campaña electoral habían tenido nada que ver con la ciudad de Wele-Nzas. Las detenciones se producen una vez conocidos los resultados electorales y la negativa de los interventores de CI a aceptar los resultados (falsos) que querían imponerse por parte de las autoridades, y constituyen una “operación de escarmiento” contra los militantes de este partido. La elección de los hechos de Aconibe como pretexto se ha hecho magnificando unos incidentes provocados por las propias autoridades, precisamente en el distrito del que es natural el máximo dirigente de CI, y debido al éxito electoral conseguido allí por este partido.
Algunos de los procesados han contado ante el tribunal que en las comisarías de policía había folletos en los que se afirmaba que la tortura es ilegal en Guinea Ecuatorial. Pues bien, en esas mismas comisarias, funcionarios del gobierno guineano han aplicado torturas con una dureza y una intensidad que ha recordado los días de la dictadura de Macías. El número de procesados (hombres y mujeres) que mostraban secuelas de los malos tratos (y las padecerán durante mucho tiempo) es inusual incluso en un país “habituado” a estas prácticas, Además del asesinato de Santiago Abee Ela, hay otros dos detenidos que permanecen en hospitales de Malabo por la gravedad de su estado. Uno de ellos tiene dos balas en el cuello que los médicos no se atreven a extraer por las consecuencias que esa operación podría acarrearle.
El Ministerio Fiscal mantiene la acusación de “sedición” contra 34 de los encausados aunque en la sesión del miércoles el Comisario de policía de Aconibe fue incapaz de reconocer a las personas que “le habían agredido”. En esa sesión se presentaron dos videos sobre lo sucedido. Uno de ellos, manipulado (cortado), por parte del Ministerio Fiscal y otro, completo, presentado por la defensa. Del primero de ellos se habían suprimido las partes que resultaban “inconvenientes”: el momento en el que el Comisario golpea en la cabeza con la culata de su revólver a un manifestante de CI, el momento en que efectúa disparos al aire… El video presentado por la defensa daba una versión completa de todo lo sucedido en la manifestación desde el paso por el poblado Engong hasta la plaza de Aconibe. Tras todo lo visto en aquella sesión y aún después de dos meses de «investigación» y de terror, las autoridades no están en condiciones de decir cuantos, ni quienes, son los implicados en aquellos hechos. Tampoco queda claro si esto les interesa realmente…
Concluido el juicio, y aún sin conocerse la sentencia, puede decirse que todo lo sucedido en estos últimos meses en torno al partido CI es una muestra de los excesos a los que está dispuesta a llegar la dictadura guineoecuatoriana ante la posibilidad (en realidad muy lejana) de verse debilitada en su control exclusivo del poder.
El escarmiento, el terror, la tortura son las herramientas de las que echan mano, con extrema facilidad, las autoridades guineoecuatorianas…
El sistema judicial (en su estado actual) solo sirve para “vestir de legalidad”, para dar “maquillaje jurídico”a estas actitudes.