Juicio de París: un primer balance.

El juicio de París ha sido un éxito. Fue un éxito que empezase el pasado día 19, y es un éxito que haya quedado ayer visto para sentencia. Es un éxito sobre todo de la solidaridad internacional, encarnada en las organizaciones Sherpa y Transparencia Internacional y en los abogados de la acusación (de la “parte civil”). Como decía el artículo de Le pays que publicábamos ayer: “lo menos que puede decirse es que se trata de una victoria de etapa para las asociaciones anticorrupción, en este caso Sherpa y Transparency International que, desde hace 10 años, no han doblado la cerviz y ello, a pesar de las reticencias políticas y judiciales sobre un fondo de maniobras dilatorias urdidas por las autoridades de Malabo que, como es sabido, no querían este proceso”. [http://www.asodeguesegundaetapa.org/juicio-de-paris-peticiones-de-la-fiscalia-a-la-espera-del-veredicto-b-o-le-pays-burkina-faso/].

El juicio ha estado lleno de escaramuzas entre los abogados de la “parte civil” y la defensa que pueden seguirse con algún humor en páginas como la de Dalloz.actualité . http://www.dalloz-actualite.fr/. Pero cabe destacar sobre todo, en todos estos días de debate,  el testimonio de Germán Pedro Tomo, Mayo, que tuvo ya un papel fundamental en el juicio celebrado contra Teodorin por la justicia norteamericana.

El primogénito del dictador gasta sin medida en su propia defensa (utiliza una vez más dinero de todos los guineanos) y ha contado con abogados duros y correosos que no han dudado en recurrir a la agresión verbal contra personas destacadas de la “parte civil” o al “testimonio” de personajes tan impresentables como Simon Mann. Su tesis fundamental: los hechos de los que se acusa a Teodorin no son delito en Guinea Ecuatorial y, por tanto no cabe inculparle de nada en ningún otro sitio, retoma una de las ideas básicas de la minoría delincuente en el poder en el régimen guineoecuatoriano: la de su “inmunidad universal”,  el mundo, todo el mundo, tiene que ser como Guinea Ecuatorial para que ellos puedan delinquir por todas partes, sin limitación alguna. Afortunadamente es una pretensión imposible y podremos comprobarlo el 27 de octubre…

La participación guineoecuatoriana tanto en la defensa, como en la “parte civil” nos ha parecido, como mucho, anecdótica…

La diferencia entre la petición fiscal prevista y la que se ha presentado finalmente (que ha disminuido el número de años de cárcel pero ha subido el importe total de las multas) es, en nuestra opinión, una actitud realista. Es difícil creer que Teodorin vaya a estar alguna vez en las cárceles francesas (para eso deberían estar las cárceles guineanas) y, por ello, le dolerá mucho más que le priven de lo robado que es mucho más concreto…

En este juicio no van a solucionarse los problemas de Guinea Ecuatorial. La justicia francesa no va a hacer un gesto y va a borrar a Teodorin del mapa, pero una sentencia condenatoria va a perjudicarle mucho, va a ser un lastre imposible de soslayar en su futura vida política. El problema de Teodorin, lo que le hace prácticamente imposible como sucesor de su padre son sus limitaciones intelectuales y de caracter, su evidente incapacidad para mantener los equilibrios, impuestos a sangre y fuego por su padre, que le han permitido mantener en el poder durante cuarenta años. Una sentencia condenatoria por parte de la justicia francesa le limitará mucho más…

Iremos viendolo.