El sistema económico dominante en Guinea Ecuatorial es un capitalismo de rapiña, un sistema de negocios cuyo abjetivo principal es el pillaje sistemático de los fondos del Tesoro guineoecuatoriano.
El saqueo del Tesoro una de las actividades favoritas del dictador y su hijo, pero sus actos particulares de latrocinio no dejan huella, o al menos no dejan huella directa.
Sin embargo, en torno a los «Presupuestos Generales del Estado» se monta cada año un sistema de concesiones de obras otorgadas por el régimen a sus propios miembros o a sus amigos preferentes en diversos países que dejan una huella, más o menos deficiente, más o menos completa.
Son concesiones que se hacen sin concurso previo (no se exige la concurrencia de un número mínimo de ofertas, convenientemente acreditadas), sin normas conocidas y tampoco existe control alguno sobre su realización (sobre si se acaban o no, si se hacen en el tiempo previsto, ni sobre la calidad final de la obra entregada…)
Resultado del seguimiento de estas actividades, nos ha llegado una relación que nos parece muy interesante de empresas concesionarias (con algún dato significativo sobre sus propietarios o principales accionistas), de obras concedidas y de dineros pagados (los dineros se cobran siempre) que vistas en conjuno y expresadas en francos CFA, dan unas cantidades mareantes. Unas cifras parciales, en todo caso, del enorme fraude que supone la dictadura de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo. En algunos pocos casos se ha podido incluir las fechas de inicio y entrega de las obras.
La corrupción no es sólo el resultado de unas concesiones sin concurso, sin normas y sin control. Es también resultado de la realización de obras innecesarias, en muchos casos, que responden al interés de las empresas que las ejecutan (propiedad de los dirigentes del régimen que tienen la última palabra sobre si hacerlas o no, o de sus amigos en distintos países del mundo).
Este conjunto de negocios es el interés supremo de Obiang y los suyos. Ocupan el poder para controlarlo y controlarlo, además, en condiciones de casi monopolio. Cuando Obiang y los suyos hablan de defensa de la «soberanía nacional» no se refieren a nada que tenga que ver con el conjunto de los guineoecuatorianos ni con sus derechos, hablan del mantenimiento de una situación de privilegio que les permite adueñarse cada año de los dineros del Presupuesto Nacional.
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